Dedicar una vida a Dios puede llevarte a la iluminación… o a cometer los pactos más infernales con tal de probar un poco de esos placeres que se te han prohibido. Durante toda la Edad Media y a pesar del papel represor de la Iglesia con la sexualidad de esta época histórica, las clases dirigentes, reyes, nobles y amplias capas de religiosos, llevaban una vida completamente licenciosa muy alejada a la que ellos imponían al resto de los mortales.
Monjas malvadas
Las leyendas sobre la temática suelen tener especial morbo, al desarrollarse habitualmente en la frontera entre la virtud y el vicio.
Comenzamos por México D.F, y su antiguo convento de La Concepción, ubicado en la esquina de Belisario Domínguez y República de Brasil en el Centro Histórico según refieren las fuentes consultadas. Dicho recinto alberga a una huésped un tanto especial, se trata de María Ávila, una monja que acabó como tal sin tener vocación solo por despecho al ser rechazada por aquel al que había decidido entregar su corazón (y su cuerpo). Los testigos refieren que por las noches se logra escuchar un grito desgarrador que dice: “No volvisteeee”, misma frase que María Ávila pronunció antes de ahorcarse en un árbol de durazno, hace ya mucho tiempo, en el siglo XVI. Las víctimas favoritas de esta monja espectral son las personas que se encuentran enamoradas, ya que su condena eterna comenzó cuando ella decidió suicidarse por una desilusión amorosa.
¿Habéis tenido alguna vez, estando completamente despiertos, la impresión intensa de ver a un ser viviente o un objeto inanimado, de sentir su contacto o escuchar alguna voz, sin que hasta donde pueda descubrir, esta impresión se debiera a ninguna causa física exterior?
En el College of the Holy Children Jesús de Hagstings (Inglaterra), circula una leyenda según la cual en el mismo había un piano que tenía muchas teclas que no sonaban. Cuentan que había una monja, que cada vez que empezaba un nuevo curso, esa noche mataba a un niño y metía los huesos debajo de las teclas del piano. Ahora, como novatada, la primera noche del curso rodean la cama de los nuevos con crema blanca y les dicen que por la noche se les va a aparecer la monja blanca y les va a matar.
La siguiente leyenda circula por Azuqueca de Henares (Guadalajara), y según la misma, en un colegio de monjas (posiblemente se están refiriendo al que se encuentra en dicha localidad) existe una torre con un campanario a la que solo tienen acceso las monjas. En ese colegio desaparecían alumnos de vez en cuando y nadie sabía qué era lo que pasaba con ellos, hasta que un día, la policía investigando qué pasaba con los niños en el colegio, decidió romper la puerta que daba paso al antiguo campanario, cuando subieron allí encontraron todo lleno de cuerpos muertos de alumnos comidos a mordiscos.
Creemos que existe un límite en el miedo. Sin embargo, solo es así hasta que nos encontramos con lo desconocido. Todos disponemos de cantidades ilimitadas de terror.
La siguiente leyenda corresponde a los días de mi adolescencia más temprana y a mis veraneos en la castellonense villa de Benicassim. Cerca de ella subsisten las ruinas del antiguo monasterio carmelitano, y en sus cercanías existía una pequeña capilla en la que al menos hace 30 años (fue la última vez que conseguí entrar allí) había unas pinturas con la imagen de un fraile (intuyo que debía ser San Juan de la Cruz) y una monja (sospecho ahora que debía ser santa Teresa) esta última especialmente temida ya que hacíamos correr la leyenda de que representaba a una religiosa asesinada que perseguía a todo aquel que no rezaba un rosario en su presencia. El origen más remoto de la misma nos cuenta que al parecer, una mujer se disfrazó de hombre para escapar de un marido despechado conviviendo como uno más de los monjes que habitaron dicho monasterio.
Un buen hospital que se jacte de tener prestigio, tiene su monja fantasmal
Y volvemos a México esta vez a Jalisco, al conocido como Refugio de Tlaquepaque, antiguo hospital que servía también como asilo para adultos mayores y que era atendido por las Monjas Josefinas en las últimas décadas del siglo XIX. Se dice que la monja de El Refugio era una mujer hermosa y con poca o nula vocación religiosa y que cometía actos atroces con los pacientes como cambiarles el medicamento, asustar a las mujeres durante el parto e incluso obligar a las pacientes psiquiátricas que se hacían sus necesidades, a mantenerse sucias. Cuando el hospital cerró, en 1979, pasó a convertirse en un centro cultural, pero testimonios aseguran que su espíritu se quedó en el edificio, y que durante las noches, se puede percibir su presencia.
En el Hospital Puerta del Mar, de Cádiz, conocido también como Residencia, circula la leyenda de la existencia de una presencia fantasmal femenina. Aunque no todos los testigos son capaces de describirla, la mayoría apuntan a que pudiera ser el espíritu de una monja o de una enfermera (o ambas cosas a la vez). Su figura suele aparecerse en los ascensores, de improvisto, o en las salas de espera durante la noche.
Málaga no quiere quedarse atrás, y en su Hospital Regional (antigua residencia sanitaria Carlos Haya) volvemos a encontrarnos con una leyenda que involucra a estas peculiares mujeres. El séptimo piso del entonces Carlos Haya estaba ocupado por las monjas oblatas. El control de la medicación y de la comida, así como la reposición del material eran algunas de las tareas que llevaban a cabo. Tenían mucho poder en el hospital, especialmente, la madre superiora que ejercitaba no solo el control de su agrupación, sino el del hospital «con mano de hierro». La zona de las apariciones comprende el pasillo que conecta el pabellón A con el B, la zona de consulta y la capilla. El testimonio de una trabajadora del hospital con más de 30 años de antigüedad, refería como una medianoche se cruzó con dos monjas que vestían ropas «propias de otra época». Les dio las buenas noches y, acto seguido, extrañada, se dio la vuelta. Pero, ya no estaban. No había dado tiempo a que pudieran recorrer el pasillo. Tampoco había habitaciones en las que pudieran entrar.
Uno de los lugares más encantados de Sevilla (hogar de mis ancestros por vía paterna) se encuentra situado en la calle Fray Isidoro de Sevilla en el popular barrio de La Macarena, concretamente en el conocido como el Hospital de las 5 llagas (actual sede del Parlamento de Andalucía). Su fantasma estrella es Sor Úrsula, una monja que había trabajado allí en el siglo XVII. De ella se dice que era un alma despiadada, abominable y huraña, que disfrutaba provocando el dolor ajeno. Según la leyenda falleció debido a una epidemia de peste y comenzó a aparecerse en los pasillos, vestida con un hábito negro y llevando un manojo de llaves en su cinto.
Y para terminar el artículo de hoy, la historia de la monja fantasma del Theatre Royal en Newcastle upon Tyne, Gran Bretaña. Dicho teatro incorporó partes del viejo hospital de St. Leonard, que estuvo operativo entre los siglos XII y XVIII y fue dirigido, como no, por una estricta orden de monjas. Una de estas monjas se enamoró perdidamente de un joven y apuesto noble. La relación entre ambos continuó durante algún tiempo, por supuesto, de forma clandestina, hasta que finalmente fueron descubiertos. Al joven, de noble posición, nada le aconteció. Pero la monja, como castigo por romper sus votos de castidad, fue encerrada durante una semana en su estrecha habitación. Se obturó la ventana, se tapió la puerta, y se le dejó un cuenco con agua y algo de pan duro. Quizá la pobre monja hubiera podido sobrevivir a aquel castigo, pero se cerró demasiado bien toda vía de ventilación con lo que se impidió la circulación de aire. La muerte de la monja fue horrible, solitaria y horrorosamente lenta. Se dice que la monja suele aparecer de vez en cuando en el teatro vistiendo las ropas grises de su castigo por su amor pecaminoso.