Esta es la historia de alguien realmente extraordinario, alguien que durante años fue capaz de sanar a miles de personas ya desahuciadas con instrumentos oxidados y sin anestesia de ningún tipo, un persona sin estudios de medicina previos, alguien humilde capaz de los más grandes prodigios según los medios de comunicación de su época, alguien que decía ser «guiado» por los espíritus en cada una de sus operaciones… Esta es la fascinante historia de José Pedro de Freitas, Zé Arigó.
Arigó llegó a atender a más de 200 personas al día en su clínica, sus «tratamientos» eran en la mayoría de las ocasiones brutales, realizados con material sin esterilizar y sin embargo, nadie parecía sufrir ningún temor o dolor en sus manos. Todos sus pacientes coincidían no obstante en comentar un detalle, Arigó cuando operaba, parecía estar en estado de trance y hablaba con un marcado acento alemán. Muchos testigos creyeron reconocer en aquella voz al doctor Adolphus Fritz, fallecido en 1918, incluida la hija de éste cuando en cierta ocasión se le preguntó al respecto de Arigó. En un periodo de cinco años, más de medio millón de pacientes de toda clase y condición pasaron por su quirófano, nunca aceptó dinero ni regalo alguno y su porcentaje de curaciones rozaba lo imposible, llegando a ser considerado todo un héroe nacional en Brasil durante los años 50 y 60. Pero no todo le iría bien a nuestro protagonista…
Arigó entre rejas:Ninguno de los pacientes de Arigó puso jamás denuncia alguna contra su persona, sin embargo, las autoridades de Brasil no aprobaban aquel «espectáculo médico» y en 1956 fue acusado formalmente de la práctica ilegal de la medicina. A pesar de los innumerables testigos que se manifestaron a favor del «doctor», Arigó fue condenado a prisión durante ocho meses y al pago de una sustancial cantidad. No obstante, dada la repercusión mediática del caso, el presidente del país, Juscelino Kubitschek decidió de manera sorpresiva indultarle en aquella ocasión.
Ocho años después volvería a ser encarcelado, cumpliendo, esta vez si. siete meses de prisión circunstancia que volvería a padecer en 1965 cuando fue condenado a otros dos meses más de encierro. No obstante en ambas condenas, el director de la cárcel permitiría al «doctor» salir siempre de su celda para continuar con su labor sanadora, quedando en total libertad el 8 de noviembre de aquel mismo año.
Casos sorprendentes:
Detallar aquí los millares de operaciones o recetas del doctor sería obviamente algo imposible, pero si destacaremos una de sus curaciones más impresionantes. En cierta ocasión, acudió al doctor una mujer polaca diagnosticada de un cancer incurable en su colón transverso a la que previamente ya habían operado sin ningún resultado. Tras realizársele una colostomía (una operación que permite pasar los deshechos corporales directamente del abdomen a una bolsa externa situada en el vientre) los médicos comprobaron que el tumor había crecido muchísimo por lo que los doctores, ya sin ninguna esperanza, la derivaron hasta nuestro protagonista.
Después de mirar a la enferma, prácticamente moribunda ya en aquel momento, le dijo: «tome esto y se pondrá bien». A las seis semanas la paciente comenzó a mejorar considerablemente llegando incluso a recuperar su peso normal, cuando regresó a la consulta, el doctor la indicó que ya estaba fuera de peligro y le dio otras dos recetas. Finalmente en una tercera visita, Arigó indicó a la paciente que debía deshacer la operación a la que le habían sometido meses atrás por lo que la mujer acordó la intervención con sus doctores de manera inmediata. Cuando fue operada, los doctores no daban crédito a lo que estaban viendo… ¡el tumor había desaparecido por completo! Las recetas de Arigó, en ocasiones absurdas y sorprendentes (por sus ingredientes) habían funcionado una vez más.
La muerte de Arigó
La muerte del Zé Arigó causó un tremendo revuelo en la sociedad brasileña de entonces, el doctor falleció en un misterioso accidente automovilístico en enero de 1971, sin que nunca se llegasen a aclarar las circunstancias del mismo. Varios de sus allegados, declararon entonces que Arigó se había despedido de ellos días antes por lo que la sombra del suicidio planeo sobre aquel suceso. Las técnicas y tratamientos que empleaba, siguen siendo un auténtico enigma a día de hoy. Arigó, siempre concedía todo el mérito al difunto doctor Fritz. Los secretos de este particular doctor se fueron con él a la tumba…
Fuentes de consulta:
Enciclopedia «Lo Inexplicado vol.1» (1980) Ed. Delta