La leyenda de la que os vamos a hablar hoy lleva más de veinte años aterrorizando a propios y extraños. Todo comenzó en 1987, cuando un ex alto cargo del ministerio de sanidad Hondureño del que omitiremos el nombre, tuvo la genial idea de informar a los medios de comunicación de que su país, igual que la mayoría de los pertenecientes al tercer mundo, se estaba viendo acosado literalmente por bandas dedicadas al trafico de órganos dedicadas a extraer dichos miembros a los niños más desfavorecidos de la capital hondureña para vendérselos después por cantidades millonarias a ciudadanos pudientes de los países occidentales. Aunque más tarde el propio ex alto cargo reconocería su grave error, ya fue demasiado tarde …
La leyenda había comenzado a circular y ya no ha parado de hacerlo hasta nuestros días.Fijaros hasta que punto tuvo arraigo esta historia, que el propio Rafael Matesanz, presidente de la comisión de trasplantes del consejo de Europa en 1996 declaró que “ningún gobierno u organismo internacional ha tenido pruebas fehacientes que confirmen la cantidad de denuncias y testimonios que se están dando al respecto del presunto tráfico de órganos”. Para corroborar aquellas declaraciones numerosos cirujanos de reputación mundial salieron también a la palestra indicando que desde un punto de vista técnico aquello resultaba del todo inviable, no solo por la tecnología que tendrían que tener los presuntos “cirujanos ladrones”, sino también porque el periodo de “isquemia” (el tiempo que tarda en dejar de ser útil el órgano extraído) es muy breve, por lo que la situación se hacía del todo impensable.
Pero vayamos al meollo de todo esto, porque ¿En qué consiste exactamente esta leyenda? Aunque como en todas las fábulas urbanas existen también numerosas variantes de la historia, os contaremos aquí la más escuchada por todos nosotros y la que más ha dado de hablar también por la red de redes:
“Un Joven sale de fiesta y allí conoce a una hermosa mujer que de inmediato le conmina a seguir la celebración en un lugar mucho más “tranquilo”. (por lo general la propia casa de la victima) el chico acepta y se marcha con la desconocida. Ya en su casa se toman unas copas y aparentemente le dan alguna droga que le deja ko de inmediato.
A la mañana siguiente despierta desnudo en la bañera cubierto por cubitos de hielo y con terribles dolores por todo el cuerpo. Asustado y aturdido sale de la bañera y mirándose al espejo descubre que sobre su pecho alguien ha escrito un funesto mensaje: “Llama al 911 o morirás” (en otras versiones de esta misma historia, el mensaje aparece en el propio espejo del baño, en ese caso el texto que la infortunada victima puede leer es: “Bienvenido al club del SIDA”) Alarmado el joven llama de inmediato al numero de emergencias y le explica la situación a la teleoperadora que le atiende, y que curiosamente, parece saber que hacer en esa situación, (como si fuera lo más común del mundo) la teleoperadora le indica al joven que se revise la espalda y es entonces cuando con horror, nuestra víctima descubre que tiene dos ranuras en la parte baja del abdomen !! Le han extirpado un riñón !! Después de enviar diligentemente una ambulancia hasta el lugar donde se encuentra nuestro protagonista, éste ingresa en el hospital donde pasará el resto de sus días buscando un donante …
En fin amigos, como veis la historia realmente es espeluznante, no obstante y como siempre decimos que cada cual saque sus propias conclusiones. ¿Realidad o leyenda? Aquí os dejamos una noticia publicada en el diario “La Voz digital” que seguro os dará que pensar. Gracias a todos y hasta la próxima leyenda urbana.