«En las puertas del infierno late nuestra cultura, son lugares temidos y venerados, entradas al Hades, al inframundo, al más allá en el que vagan los muertos y hablan los dioses son grutas, simas, pozos, grietas que conectan con la oscuridad de la tierra «
Fermín Bocos, «Viaje a las puertas del infierno, Editorial Ariel»
A lo largo y ancho de nuestro planeta existen rincones realmente increíbles, espectaculares géiseres como el Fly en Nevada (EEUU) , el Gran Agujero Azul de Belice o los lagos de Plitvice en Croacia, pero por fortuna en nuestro territorio, contamos también con algunos de estos lugares y concretamente el que os vamos a descubrir hoy no tiene nada que envidiar a los antes mencionados, bienvenidos todos a «La Sima de San Pedro, una entrada al inframundo»
La Sima de San Pedro
A tan solo cinco kilómetros de la hermosa localidad de Oliete (Teruel) a cuyos habitantes enviamos desde aquí un caluroso abrazo por el trato y el cariño que nos dispensaron, se encuentra la Sima de San Pedro. Hablar de este lugar es hablar sin duda alguna de grandiosidad, más de cien metros de diámetro y casi ciento diez metros de profundidad, junto con un lago en superficie de más de veintidós metros de fondo y casi cuatro mil metros cuadrados de extensión, hacen que como ya podéis imaginar los primeros momentos allí sean de auténtico vértigo para cualquiera. Cabe mencionar que el terreno no deja de erosionarse por lo que su tamaño aumenta regularmente cada año que pasa.
El verdadero nombre de este lugar es en realidad el de Sima de San Pedro de los griegos y su origen resulta también bastante interesante. A mediados del XIII el señor de estas tierras, Don Blasco de Alagón, decidió ceder varios de sus terrenos para su explotación a la orden cristiana de los Mercedarios, hacia el año 1320 ya se tiene conocimiento de la existencia de una capilla en este lugar y fueron los monjes quienes pensando que el poblado de origen ibérico que se alzaba muy cerca de allí, (casi en paralelo a la boca de la sima) era de origen griego (por su aspecto similar a las fortificaciones del Peloponeso) decidieron bautizar así a este lugar. Lo cierto es que hoy en día todavía se puede contemplar aquel poblado y uno se da cuenta de que su aspecto tuvo que ser realmente asombroso por aquel entonces.
Una mina… de Guano
En la última mitad del siglo XIX, podemos averiguar algo realmente llamativo acerca de la Sima gracias al insigne geólogo Don Juan Villanueva y Piera quien, en 1863 publica para la junta general de estadística un trabajo titulado Ensayo de descripción geognóstica de la provincia de Teruel donde realiza un pormenorizado estudio de la zona tanto geológicamente hablando como incluso a nivel antropológico, en esta publicación el autor ya mencionaba la enorme cantidad de Guano que unos valientes expedicionarios llegaron a encontrarse al descender en la Sima, literalmente terminaron «cubiertos» y no de gloria precisamente… La enorme cantidad de aves (en especial palomas) que revolotean constantemente la grieta obsequió a ese grupo con un regalo que posteriormente animaría a otros a realizar una búsqueda muy especial, la «Mina del Jardín».
En diciembre de 1880, el periódico turolense «La Provincia» ofrecía a sus lectores el descubrimiento de la mina y la compra por parte de una empresa local para su explotación agrícola que la bautizaría con el nombre de «Mina del Jardín» , no obstante aunque los resultados fueron notables (el guano es sin duda uno de los mejores fertilizantes que se pueden emplear en la agricultura), la explotación de aquella mina no se prolongó demasiado en el tiempo ya que extraer el guano desde aquellas profundidades en aquella época resultó finalmente demasiado costoso y arriesgado. De hecho, pocos meses después de empezar a funcionar la mina ya se producía el primer accidente fatal y el mismo periódico informaba del suceso de esta manera:
«En la mina de guano, sita en la célebre Sima de San Pedro cerca de Oliete, ocurrió días pasados una sensible desgracia: un obrero de los ocupados en la extracción del citado abono, cayó al agua que hay en el fondo sin haberse podido encontrar su cadáver, lo que ha hecho creer si habrá sido arrastrado por alguna corriente, que debe existir a gran profundidad.»
El Inframundo
Una de las cosas que nos resultó más espectacular a la hora de recorrer este espacio fue sin duda alguna conocer su origen, saber que todo aquel territorio fue un enorme océano hace miles de años y poder observar ahora toda la biodiversidad que encierra es algo simplemente asombroso. De echo, el origen de la sima es del todo fascinante, nos encontramos frente a un pozo de forma cónica, de origen kárstico (formado por el «hundimiento» del «techo» que cubría una gigantesca masa de agua) sus dimensiones y su verticalidad hacen que mirar hacia abajo sea una experiencia inolvidable. De inmediato nuestro corazón se acelera, las sensaciones son indescriptibles, cuando nos asomamos al borde de la gigantesca grieta nos vienen a la mente casi de forma inmediata imágenes de los misteriosos cenotes mayas, ese lugar en donde aquella enigmática cultura trataba mediante sacrificios humanos de contactar o «apaciguar» al mundo de los muertos, a ese inframundo al que adoraban y temían a partes iguales. Allí, en la sima de San Pedro, las sensaciones son muy similares. El contacto con los seres feéricos parece más que posible y la energía que se respira nos atrapa desde el primer instante. Pero la sima además es un verdadero paraíso animal, más de veinticinco especies animales vertebrados entre anfibios, mamíferos y reptiles habitan allí, por momentos podemos ver incluso murciélagos entrando y saliendo de entre las grietas, de hecho, el lugar es conocido por ornitólogos de todo el mundo por un fenómeno muy poco común, cada día al amanecer y al alba se produce un espectáculo único, las nueve especies de aves que anidan entre las grietas surcan la sima de San Pedro, entrando y saliendo de manera constante pero misteriosamente siempre siguen un mismo orden… algo que sin lugar a dudas resulta del todo emocionante.
No obstante, para aquellos de vosotros que queráis ir a visitarlo, debemos decir que no debéis tomaros a la ligera las advertencias de zona peligrosa que se pueden contemplar, el terreno es escurridizo y puede dar lugar a que el más mínimo descuido termine de manera realmente trágica. Así pues nosotros también extremamos nuestras precauciones al máximo estando allí. Una placa conmemorativa en homenaje a un joven espeleólogo fallecido nos anima más aún a tener esto muy presente durante todo nuestro periplo.
Pero la mejor manera de que podáis haceros una idea de como es todo aquello es sin duda mostrándooslo así que sin más dilación aquí os dejamos un pequeño video que hemos preparado con algunas de las imágenes que pudimos obtener, esperamos de verdad que sean de vuestro agrado y por su puesto que os animen a visitar este enclave mágico, este lugar de poder, que estamos convencidos de que os atrapará como lo hizo con nosotros…. cerrad los ojos cuando estéis allí, respirad profundamente y dejaros llevar solo por lo que sienten vuestros corazones.