Estamos convencidos de que la historia que hoy os desvelamos será conocida por muchos de vosotros y aún así atraerá vuestra atención. Debemos decir también que el principal motivo que ha provocado la creación de este texto ha sido que para sorpresa nuestra, Manuel Blanco Romasanta, volvió a ser noticia casi un siglo después de su nacimiento. Al parecer un equipo de antropólogos estadounidense pertenecientes a la Fundación Lican (el nombre de dicha fundación nos llama también poderosamente la atención) a dado ni más ni menos que con los restos de dos de las víctimas de este insaciable y salvaje psico-killer español. (Probablemente uno de los primeros por cierto). El caso es que ni cortos ni perezosos y como a nosotros todo lo que sea investigación ya sabéis que nos encanta, aquí os dejamos con el «perfil» de uno de los más tristemente populares asesinos de nuestra historia, no os lo perdáis amigos y recordad, cuando haya luna llena… no se os ocurra saliros del sendero: Corría el siglo XIX en España, el día 18 de noviembre de 1809, en la aldea de Regueiro (Orense), nace aparentemente un niño normal al que la historia conocerá con el nombre de Manuel Blanco Romasanta, aunque en su partida de nacimiento constaría realmente como Manuela, puesto que al nacer, creyeron que se trataba de una niña. Fue un hombre culto, de apariencia agradable y servicial con todo el mundo, aunque de aires afeminados según cuentan y buen conocedor de los bosques gallegos. (circunstancia esta que le vendría realmente bien para lo que después acontecería). Tras abandonar la escuela se puso a las órdenes de su tío Ramón Romasanta López, quien le enseñó el oficio de sastre y el arte de los jabones y perfumes, pero a Manuel algo le llamaba la atención de su tío… En las noches de luna llena desaparecía y a los pocos días aparecía con heridas y arañazos, la curiosidad de su sobrino le hacía preguntar que le había pasado sin obtener respuesta, hasta que un buen día decidió seguirle hacia el interior del bosque y allí en una cueva tenebrosa descubrió según su propio testimonio a una bestia sobrenatural. (Aquel acontecimiento le marcaría para siempre)
preciada en aquellos años. Al mismo tiempo se pone al servicio de las gentes ofreciéndose para leer y escribir sus cartas y realizar para ellos todo tipo de favores personales, hasta aquí todo parecía normal, pero nadie se podía imaginar que durante años, este hombre de apariencia débil y frágil sembraría auténtico terror durante años, sus ansias de matar resultaron ser incontrolables, sus víctimas jamás podrían siquiera imaginar lo que escondía en su perturbada mente o en su inteligencia manipuladora. Al parecer y según relata Manuel durante su juicio, sus macabros asesinatos estarían motivados por una maldición. Manuel asegura durante la vista que no puede controlarlo, que algo le impulsa a comportarse como un animal salvaje y devorar aquellas pobres personas durante las noches de luna llena, Cuando el fiscal le inquirió para que hiciera una demostración a la sala del tribunal, Romasanta afirmó que «la maldición sólo dura trece años y la semana pasada se cumplió el plazo y me curé«…La causa de la condena nº. 1788, Hombre Lobo, datado en el año 1852, consta de 2000 páginas de texto manuscrito y es la sentencia contra uno de los asesinos más conocidos de la historia del crimen en España, es de hecho, el único proceso que se enjuicia y se condena legalmente a una persona tratándole de hombre lobo (licantropía). Esta causa se encuentra archivada en las dependencias de los tribunales gallegos y resultan sin duda unos documentos realmente estremecedores.
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