«heme aquí transportado de la noche a la mañana a mi escondido «Valle de Veruela», heme aquí instalado de nuevo en el oscuro rincón del cual salí por momento para tener el gusto de estrecharos la mano una vez más, charlar un poco y recordar las agradables, aunque inquietas horas de mi antigua vida…..»
Permítanme que comience el relato de nuestra visita al Monasterio de Veruela, con un fragmento de la primera de las «Cartas desde mi celda » del insigne Gustavo Adolfo Bécquer. Sin duda uno de los más ilustres personajes que han pasado por este «Real Monasterio de Santa María de Veruela», Abadía Cisterciense del siglo XII situada en las cercanías del macizo del Moncayo. Que con sus 2.314 metros de altitud surge majestuosa y desafiante como montaña sagrada, convertida en frontera natural entre Castilla y León, Aragón y Navarra. Considerada mágica y sagrada por Celtíberos y Romanos, que en la actualidad conserva su aureola de magia y ritos ancestrales, que redundan en un misticismo aun presente.
Pero centrémonos en el primer objeto de nuestra visita a estas tierras. Nos dirigimos a Veruela, dispuestos a comenzar nuestra andadura por la historia de este espectacular cenobio, considerado como uno de los monasterios mas bellos y mejor conservados de Aragón. Llegamos en una soleada mañana de sábado, María, Dani y un servidor, nos preparamos para entrar en ese magnífico ejemplo de arquitectura Cisterciense del siglo XII. Su portada fortificada nos ofrece una imagen poco habitual en un monasterio. Antes de comenzar nuestra visita decidimos que yo ejerza de guía, alguna visita anterior hace que mis compañeros declinen esa tarea en mi persona. Apoyado por esas experiencias anteriores les propongo un reto, el de entrar al recinto desprovistos de nuestros habituales equipos de trabajo, grabadoras, medidores de campos electromagnéticos, cámaras de vídeo y demás tecnología de apoyo en nuestras habituales investigaciones. Para no faltar a la verdad, diré lo siguiente, nos acompaña un elemento muy valioso entre nosotros, uno de los tesoros más queridos de nuestra maravillosa biblioteca ALPHA, un libro lleno de claves de los antiguos constructores de catedrales donde, Christian Jacq y Francois Brunier, nos desvelan alguno de los misterios que acompañan a estas grandes obras arquitectónicas.
Mis compañeros me miran un tanto perplejos y sorprendidos por mi propuesta, pero mi exposición de las sensaciones percibidas dentro del monasterio, les hace recapitular y mostrar una aptitud receptiva y de apoyo ante mi proposición. Sentir la respiración y el pulso de esas piedras que esconden muchas sorpresas, ayudados de nuestros sentidos y del interés por descubrir alguno de sus secretos, la idea les convence definitivamente y nos dirigimos al lugar provistos tan solo de una cámara de fotos…
Una vez flanqueada la puerta de entrada, nos adentramos en el Monasterio con la ilusión de admirar una obra llena de enigmas, como en la mayoría de estas construcciones, sus piedras albergan multitud de claves que hacen de estos lugares unos auténticos centros de poder. En el mundo existen grandes monumentos construidos en la antigüedad, casi todos tienen un nexo de unión oculto que conecta a la mayoría de ellos, los lugares donde se construían estaban escogidos por varios motivos, pero uno sobresalía por encima de todos. El lugar solía ser un punto donde convergían importantes energías telúricas y este hecho era considerado vital por aquellos constructores para realizar en ese lugar y no en otro su obra. Estas energías están presentes de manera natural en todo el planeta. La tierra es un elemento vivo y lleno de claves que los antiguos constructores que conocían bien, estos conocimientos que les sirvieron para construir sus obras a Celtas, Egipcios, Chinos y demás culturas. Estos pueblos consideraban muy importante la ubicación de sus construcciones, buscando enclaves alejados de radiaciones geomagnéticas nocivas, el origen de estas ondas concentradas en fallas geológicas terrestres y que se conocían como puertas del infierno. Hoy día, estas energías tienen el nombre de «Líneas Hartmann» en homenaje a su descubridor, el Dr. Ernesto Hartmann. El determinó la necesidad de averiguar sus posibles efectos en el ser humano, hoy en día se sabe que producen malestares y desequilibrios en la salud física y emocional en algunos casos.
Las corrientes telúricas eran muy tenidas en cuenta en la antigüedad para tomar algunas decisiones, se sabía de su presencia en el interior de la tierra gracias al grado de conocimiento que el hombre había desarrollado es su convivencia vital con el planeta. Las legiones Romanas establecían el lugar de asentamiento de sus campamentos, después de consultar con las personas sensibles a estas radiaciones que les acompañaban e incluso algunos animales también eran usados como detectores de estas corrientes. Para resumir, podemos decir que a lo largo de la historia hay muchos ejemplos de lugares considerados puntos de energía sagrada, llamados así por las muchas culturas que los eligieron para edificar allí sus distintas construcciones. Megalitos, Pirámides, Catedrales y Monasterios, se ubicaron siguiendo estas pautas muy tenidas en cuenta por sus constructores, en ellos suelen converger vértices o nudos energéticos del planeta, que integran las energías telúricas y electromagnéticas de los campos magnéticos de la tierra. Los conocimientos sobre fuerzas terrestres magnéticas les dotaban de una habilidad que hoy día desconocemos y evitaba en la mayoría de los casos, que las personas y los animales enfermarán por causa de agentes patógenos naturales,, algo que hoy en día en contados casos sabemos evitar. Las antiguas culturas aprendieron esto para mejorar de esa forma su calidad de vida, siendo en la mayoría de ellas los sumos sacerdotes, chamanes, etc. Los que velaban por su conservación.
Nuestra visita sigue, admirando la armonía y templanza que destila el conjunto arquitectónico, una de las particularidades de este Monasterio es la ubicación del Museo del Vino, la tradicional vinculación Cisterciense con las actividades relacionadas con la viticultura, hace del palacio abacial del recinto un lugar muy apropiado para su instalación. En el mismo se combinan las viejas técnicas de elaboración del vino, con la fuerza y el dinamismo de una de las denominaciones de origen aragonesas mas reconocidas, «Campo de Borja». Después de esta lección de esfuerzo y trabajo con la tierra, de muchas personas, nos vamos del museo con una sensación de reconocimiento y admiración por esta labor tan sacrificada, la de hacer que ricos caldos asombren nuestro paladar constantemente.
Nos adentramos en el Monasterio en busca de referencias sensoriales, la iglesia del cenobio cuenta con tres naves que le dan porte de Catedral, con unas bóvedas de crucería que le aportan esbeltez. Su impresionante altura y profundidad le aportan una sensación de majestuosidad, al mismo tiempo que invita al recogimiento del visitante, algo que parece deberse a la necesidad de respeto ante tan magna obra.
Después de recorrer la planta de la Iglesia, nos damos cuenta de que cada rincón de la misma, nos aporta un torrente de sensaciones difíciles de catalogar, que van desde un ligero agobio con sudor frío que notamos los tres, hasta una ligera percepción extrasensorial que nos hace escuchar sonidos complicados de definir. En el ala norte del crucero se encuentra la puerta de acceso a la torre, nos tenemos que conformar con asomarnos a una diminuta celda, que debía de ser utilizada por los monjes para meditar. Siguiendo con nuestra visita, decidimos separarnos y empezar un recorrido en solitario, nuestro punto de encuentro será el patio del hermoso claustro monacal, justo en el pozo que se sitúa en el centro del mismo.
Mi curiosidad me lleva hasta la sala capitular situada en uno de los lados del claustro, es un lugar que en anteriores ocasiones he visitado y me atrae por su historia, para mi es uno de los lugares más regios del lugar. En el se encuentran enterrados varios personajes importantes en la historia del monasterio, incluidos algunos de sus abades, hoy lugar de reposo de sus restos y de los más frecuentados del lugar.
Mis pausados pasos me llevan hasta la actual sacristía, que sustituyó a la antigua por motivos de espacio y que fue construida en el siglo XVII. Su estilo barroco nos regala una vista espectacular del recinto, con motivos policromados y figuras geométricas en yeso, adornada de figuras de ángeles niños y cristo resucitado, hacen de ella uno de los lugares de visita obligada del monasterio.
Nosotros quisimos intentar sentir esa conexión entre el vientre de la tierra y sus habitantes, para lograrlo nos dispusimos en circulo rodeando el pozo y dándonos las manos. Podemos dar fe de que sentimos algo especial pero objetivo, sentimos una especie de vibración por todo nuestro cuerpo y una sensación de flotabilidad. Coincidimos los tres en describir nuestra experiencia como única, algo difícil de explicar con palabras pero que nos marco emocionalmente. En aquel momento supimos que lo que habíamos leído en nuestro libro, «El mensaje de los constructores de catedrales», describía esa simbiosis entre el hombre y el planeta a través de las grandes obras arquitectónicas.
Para terminar, citaremos algunos de los textos herméticos que los antiguos constructores manejaban: «Hermes Trimegisto» Este personaje mítico es una transposición griega del dios egipcio «THOT». Se le atribuía el conocimiento de los mayores secretos de la Naturaleza, situándose en el medievo el apogeo de estos escritos en parte prohibidos, y conocidos con el nombre de » Corpus Hermético » impulsores del hermetismo. «Pitágoras» (Tratados Geométricos y Armónicos) basados en las enseñanzas egipcias recibidas por este matemático y filosofo griego, figurando entre los textos más importantes de los arquitectos de la Edad Media, especialmente conocidos eran sus escritos sobre pesos y medidas.
Agradecimientos: Queremos agradecer desde aquí a todas las gentes de Vera de Moncayo, Tarazona y Trasmoz el cariño y la hospitalidad que nos brindaron en todo momento a los miembros de este grupo. Podéis tener la seguridad de que volveremos muy pronto a disfrutar de vuestra hermosa y mágica tierra. Un abrazo a tod@s!