Madrid es una ciudad repleta de historias, leyendas y misterios, pero también de rincones ocultos, museos insólitos e incluso…. «minas de carbón». La mina Marcelo Jorissen, quizá, tiene un poco de todo esto y sin duda alguna merece la pena que la descubráis. Esta es la historia de una «excavación» peculiar de la que nunca se llegó a extraer ni un solo gramo de carbón y que sin embargo sirvió para que miles de alumnos de la escuela de ingenieros de minas tuvieran muy claro cual era el futuro que les esperaba y en que condiciones afrontarían su dura labor.
UNA MINA EN LA CAPITAL
La entrada a la mina la encontramos en el patio interior del edificio de la Escuela Superior de Ingenieros de Minas, en la calle de Ríos Rosas 21, muy cerca del conocido Paseo de la Castellana (una de las vías principales de la capital) así que su localización es bastante sencilla. Esta mina «experimental» (supuso toda una innovación para su época) recibe su nombre de quién fue director de esta ilustre escuela en 1967 y quién ordenó su construcción.
Tras descender unos doce metros de profundidad (setenta y cinco escalones) a través de unas inclinadas escalerillas prácticamente verticales accedemos al interior de la mina. El visitante podrá ver con claridad el antiguo castillete de hierro forjado por donde descendían hombres y el material, la galería en si tiene una longitud de unos cincuenta metros a lo largo de la cual se pueden contemplar todo tipo de herramientas y utensilios de los empleados en minería. Según avanzamos hacía lo profundo del corredor principal, comenzamos a percibir la humedad y el olor a tierra mojada, el día que realizamos la visita no paró de llover y aquello hacía todavía más palpable aquellas sensaciones. La visita resulta realmente entretenida visualmente hablando y también por todo lo que la amable guía que nos acompaña nos va descubriendo sobre aquel lugar. Algunas vagonetas reposan sobre los antiguos raíles de acero consiguiendo meterte completamente en el ambiente. Por momentos, agarrar uno de los taladros hidráulicos que tienen allí resulta realmente tentador… y nada descabellado.
El recorrido, a pesar de su brevedad, permite contemplar las diferentes formas de apuntalamiento en minería, así como las distintas maneras de excavación que se empleaban en los años sesenta en nuestro país. Uno de los datos curiosos que nos descubre la guía, es por ejemplo, la preferencia que tenían por entonces en el uso de «vigas de eucalipto», ya que al parecer segundos antes de partirse por algún motivo emitían un particular crujido que permitían a los trabajadores que se encontraran en aquel momento bajo esa galería escapar del desastre. Todos los elementos que se pueden ver en la mina provienen de explotaciones mineras reales lo que contribuye aun más a aumentar la sensación de realismo del lugar.
Lo único que no es real en esta mina es precisamente la veta de carbón que se muestra al final del corredor, en realidad está «simulado» a base de tierra pintada pero a estas alturas del recorrido uno está tan inmerso en la atmósfera y en el encanto de esta mina que ni siquiera ese «detalle» le hace perder ni un ápice de su belleza. En fin, como decimos amigos, merece mucho la pena descubrir la mina Marcelo Jorissen, eso si, tendréis que armaros de paciencia y acudir a primera hora para verla, puesto que no es posible realizar reservas ni por internet ni por vía telefónica para visitarla y dado que solo abren los primeros domingos de cada mes el volumen de visitas es considerable y las plazas son limitadas ocupándose por orden de llegada e inscripción en las meses que habilitan para el evento. Os dejamos aquí también el enlace directo para que podáis tener toda la información necesaria:
MAS CURIOSIDADES
Pero los primeros domingos de cada mes, no solo se puede descubrir esta «mina de carbón» en Madrid, de echo, en el mismo edificio de la escuela de minas (declarado por cierto monumento histórico-artístico y diseñado ni más ni menos que por el afamado Ricardo Velázquez, creador de otras maravillas tales como los palacios de Cristal y Velázquez o el ministerio de Agricultura – atentos por tanto a toda su simbología -) se ubica también el museo histórico minero Don Felipe de Borbón y Grecia, que acoge desde el siglo XVIII una increíble variedad de valiosas piezas geológicas y mineras de nuestro país y del que hemos querido mostraros aquí un pequeño vídeo para que podáis haceros una idea de lo interesante que resulta visitarlo:
Y también, para finalizar una ruta completamente fascinante os recomendamos que paseéis tranquilamente por el genial «mercadillo de minerales» que se organiza en el hall principal del mismo edificio del museo, os podemos asegurar que encontraréis piezas simplemente mágicas.