Titulcia (Bayona de Tajuña hasta principios del siglo XIX) es sin duda un lugar mágico, un enclave que te atrapa desde el principio no solo por su historia, sino también por sus leyendas y por todo lo que rodea esta hermosa villa situada entre los ríos Tajuña y Jarama. Son muchos los que mantienen incluso que el famoso Viriato combatió en este lugar a las tropas romanas e incluso que fue punto de paso de los cartagineses con el mismísimo Aníbal al frente de sus tropas. Ha sido destruida y reconstruida en un total de cinco ocasiones: primero, por los romanos; luego, por los árabes; una tercera vez durante la Reconquista; la cuarta, en la Guerra de la Independencia y la última, durante la Guerra Civil estamos por tanto en un enclave marcado por la guerra y por todo lo que ello implica. Pero también es un lugar marcado por lo milagroso, como da cuenta de ello el propio obispo Lorenzana «Como a doscientos pasos del pueblo hay una ermita dedicada a Nuestra Señora de la Soledad, lo que antes fue humilladero, que ordenó construir el Excmo. Sr. Cardenal Cisneros por habérsele aparecido en aquel sitio una cruz en el aire cuando iba a la conquista de Orán» aquella sería la primera de las tres cruces que el Cardenal (e inquisidor general) vería en su camino hacía tierras africanas y que para él fueron sin lugar a dudas un símbolo inequívoco de su futura victoria.
(La visión del Cardenal Cisneros no pudo ser más determinante para él)
Pero la leyenda no se detiene en esa peculiar aparición, pues también aseguran que fue el mismísimo Cardenal Cisneros el que ordenó construir una serie de galerías para conservar allí determinados legajos secretos y esos túneles, constituirían lo que hoy en día conocemos como «Cueva de la luna», el lugar en el que hemos decidido realizar el trabajo de campo que os presentamos hoy aquí. Para aquellos de vosotros que tengáis oportunidad de visitar esta interesante villa deciros que la antigua ermita de Nuestra Señora de la Soledad, la podéis encontrar en la actualidad junto al cementerio del pueblo, siendo la capilla de éste.
LA CUEVA DE LA LUNA (HISTORIA)
Poco podían imaginarse en 1952 dos vecinos de Titulcia llamados, Alfonso Rico, copropietario por entonces del actual restaurante junto con su hermano Armando Rico (DEP) y Ramos García, (amigo de ambos) que aquella oquedad en la pared que acababan de descubrir daría acceso a algo tan sorprendente y fascinante, sobre todo para Armando Rico, cuya pasión por este lugar le llevó a escribir un libro del todo recomendable titulado «Titulcia y la cueva de la luna» (1984). Lo primero que pudieron contemplar aquellos hombres fueron unas sinuosas escaleras que descendían hacía la oscuridad algo más de diez metros.
Cuando llegaron al último de aquellos peldaños, su asombro no hizo sino aumentar por todo lo que tenían frente a ellos, estaban sin lugar a dudas ante uno de los mayores hallazgos que se recordaban en aquella zona. Cuatro galerías de unos quince metros de largo en forma de cuadrado y un vértice, de acceso directo con las escaleras, que conectaba con una fabulosa cúpula de unos cinco metros de diámetro. Además de ello, otra serie de pasillos en diferentes direcciones aparecían sellados o derrumbados por el paso del tiempo. El frío y la humedad eran palpables, arcos escarzanos cubrían las diferentes galerías, lo que les daba la pista de que aquello sin duda debía tener un origen renacentista, aunque su aspecto descuidado también les indicaba que todo aquello tenía un origen mucho más pretérito, para completar aquella extraña amalgama una serie de cruces (en apariencia templarias) aparecían en la cúpula y en otras zonas del recinto. Con todo aquello, aquellos tres amigos no tardaron en empezar a plantearse las cuestiones más evidentes sobre el lugar que acababan de descubrir, ¿Quién había erigido ese lugar? ¿Cuál era el objetivo de tal construcción? Lo cierto es que a pesar de las muchas teorías que a lo largo del tiempo diferentes estudiosos (incluido el propio Armando Rico) han ido divulgando sobre estas cuestiones, ambas preguntas siguen sin tener a día de hoy una respuesta contundente.
(Planos que nos acercan a lo que podría ser la forma original de la famosa cueva de la luna y nos indican lo que puede verse en la actualidad)
POSIBLES TEORÍAS SOBRE LA CUEVA
Como ya hemos comentado, ninguna de las hipótesis existentes sobre el origen de la cueva de la luna dejan de ser nada más que eso, es decir, hipótesis. No existe ningún documento o testimonio que avalen unas u otras. Podríamos resumir en cuatro las teorías más frecuentes. La primera de ellas nos hablan del origen carpetano de este lugar, dado que además muy cerca del pueblo se han encontrado restos arqueológicos de esta tribu prerromana que habitó en el centro de la península. No deja de ser una teoría plausible, pero imposible a día de hoy de corroborar dado el estado en el que se encuentra el lugar. La segunda idea que se llegó a plantear (por diferentes símbolos de presunto origen esotérico que aparecieron repartidos por la cueva) fue la de atribuir a la archiconocida orden del Temple la construcción y uso de este enclave, aunque en honor a la verdad hemos de decir que para nosotros poco o nada tiene que ver la orden templaria en esta cueva. La tercera idea, ya comentada, se atribuye al poderoso Cardenal Cisneros. Y por último pero no menos interesante se nos plantea la conexión ni más ni menos que con el mismísimo Juan de Herrera arquitecto general del Monasterio del Escorial y de muchas otras obras que de una u otra manera han quedado vinculadas al hermetismo y a la magia de la que al parecer este arquitecto era buen conocedor.
(Imagen de Juan De Herrera)
Esta última idea es para nosotros la más atractiva pues nos pone en contacto directo con el lado místico y oculto de la Cueva de la Luna, es más, bajo este prisma, el ritual que aún se sigue realizando para poder descender a la cueva (golpear tres veces la puerta, para pedir permiso antes de entrar y de esa manera quedar protegido por las energías positivas del lugar) toma también una absoluta relevancia. De todos es conocido que durante el reinado de Felipe II cientos de profecías apocalípticas (convenientemente divulgadas por países rivales u opositores del rey) sobre el fin del mundo cristiano se extendieron como la pólvora. Pero también hubo «iluminados» que gozaron de cierta credibilidad, como la visionaria Lucrecia de León, visiones que de alguna manera pudieron tener relación con la cueva que nos ocupa. Esta mujer (que terminó sus días condenada por la inquisición toledana) había profetizado que un grupo de personas «escogidas» se refugiarían en una Cueva cerca del río Tajo (ella le dió el nombre de cueva de Sopeña) para salvarse de una nueva invasión musulmana. Se cuenta también que ante tal profecía Herrera se dedicó a fortificar y preparar dicho lugar a modo de refugio, incluso aparece la figura de un «santero» llamado Domingo Navarro que declara ante el santo oficio que había llegado a practicar varios exorcismos a Lucrecia, a su madre y a sus hermanos, menciona también a Herrera como persona responsable de la «adecuación» de esa cueva (que no de su construcción) y aporta diferentes datos que nos llevarían a pensar que se está hablando sin lugar a dudas de la Cueva de Luna. Como podéis ver, esta última hipótesis es desde luego la más interesante, pero debemos insistir en que ninguna de estas ideas esta corroborada ni confirmada.
¿Qué secretos oculta este lugar sobre su uso?
Al igual que sucede con su origen, poco o nada sabemos sobre la función real que cumplía esta cueva. A día de hoy, hemos de decir que únicamente su lado «esotérico», impulsado por la cantidad de amigos de lo extraño y lo paranormal que visitan el lugar, parece quedar ligeramente al descubierto y lo cierto es que la cueva en ese sentido no defrauda a ningún visitante. Lo que si le queda a cualquiera bien claro cuando desciende los diez metros de profundidad a través de los peldaños y se sitúa en la parte central del recinto, es que no se encuentra en un simple refugio, ni tampoco ante un almacén o una capilla subterránea, de inmediato las sensaciones que uno tiene allí nos indican que aquello fue o es, mucho más de lo que se ha contado o se sabe…
NUESTRO TRABAJO DE CAMPO
Para este trabajo de campo nos desplazamos hasta el lugar dos miembros del grupo. Tras escuchar atentamente las palabras de Cesar (el hijo del antiguo dueño y actual propietario del restaurante) sobre el origen y sobre los rituales que hay que realizar allí, nos encaminamos directamente al interior de la cueva. Con sumo interés vamos descendiendo los diez metros de escaleras que nos llevan hasta la parte central del recinto, observando cada pequeño detalle de las paredes y del techo que se abren ante nosotros.
(varias cruces de pretendido origen templario aparecen repartidas por todo el enclave)
Tal y como hemos comentado, la verdad es que a medida que uno va descendiendo hacia el interior del enclave, las sensaciones van cambiando notablemente, casi de inmediato uno siente que se encuentra en un punto muy especial. Al llegar a la parte central, bajo la cúpula donde se encuentran cantidad de «ofrendas» y diferentes símbolos realizados por los visitantes del lugar, uno tiene la impresión de estar casi en algún tipo de templo pagano de la antigüedad. Hay quien dice de hecho, que muchos de los «exvotos» que cuelgan de las paredes de la cueva obedecen al efecto «milagrero» de este lugar… quién sabe, la fe mueve montañas.
(son multitud las ofrendas florales y de todo tipo que aparecen por toda la parte central de la cueva)
En cualquier caso, resulta muy interesante impregnarse de la atmósfera de esta cueva. Inmediatamente comenzamos a situar las grabadoras para llevar a cabo diferentes pruebas parafónicas y también comenzamos a inspeccionar el perímetro para ver si los planos de los que disponíamos coinciden con el estado actual de estas galerías subterráneas, respecto a esto diremos que básicamente si lo hacen, aunque lamentablemente el deterioro de la cueva es más que notable, lo cual nos produce cierta sensación de tristeza. La cueva, en cierto momento, fue incluso empleada como «criadero de champiñones» y todavía se pueden observar restos de aquello, además de que la humedad que penetra por nuestros huesos dan cuenta en todo momento de que aquel es un lugar idóneo para tal uso.
Recorremos cada uno de los pasillos y galerías de esta gruta, observando como muchos de ellos se encuentran (como ya sabíamos de antemano) clausurados por el riesgo de derrumbe, o incluso por haberse venido abajo. Es curioso, como en todo este recorrido las personas que nos encontramos allí tenemos en todo momento la sensación de estar siendo, de algún modo, vigiladas. Estas sensaciones se acrecentarían de manera evidente cuando la persona, más sensible de las que estábamos allí, comenzó a «percibir» una serie de «imágenes» y «frases» que nos pusieron absolutamente en alerta.
Es justo decir que esta persona, posee unas características a nivel sensitivo gracias a las cuales hemos podido obtener datos e informaciones que más tarde se han confirmado como plenamente veraces en más de uno de nuestros trabajos, de ahí que el relato de lo que ella sintió en este recinto (y que compartimos ahora aquí) sea especialmente valioso para todos nosotros:
«Nada más entrar al recinto comencé ya a tener sensaciones curiosas, se notaba que estábamos sin duda en un lugar de poder, la energía que allí existe es realmente intensa, aunque para nada me cuadraba que aquello fuera templario, aunque lo que si tuve claro desde que descendimos aquellos escalones es que allí se habían realizado todo tipo de rituales (no precisamente cristianos) invocaciones y ofrendas de toda condición. Las sensaciones comenzaron a cambiar porque alguno de esos «rituales» no fueron precisamente positivos, incluso me pareció sentir algún tipo de tortura o fallecimiento entre esas paredes (muy antiguos eso si) Tenía la certeza de que nos vigilaban todo el rato, aunque al principio no era algo amenazante ni nada que asustara. Después de llevar un rato allí y mientras realizábamos las preguntas en las sesiones de grabación esas sensaciones fueron cambiando, de algún modo pude percibir una figura en sombra femenina, antigua, sabia, que nos aconsejaba que de inmediato nos fuéramos de allí, pude incluso visualizarla y escuchar sus palabras de advertencia y fue ciertamente inquietante.»
Después de que la compañera nos fuera compartiendo estas sensaciones y tras la realización de varias pruebas a nivel parafónico, nos disponemos a abandonar el recinto con el convencimiento de que regresaremos de nuevo para continuar indagando y ampliando la información que hemos obtenido en esta ocasión, como podéis ver aquí «las voces» de este lugar también quisieron dejarnos claro que permanecían allí desde un tiempo muy antiguo, que nos observaban y que sabían de nuestra presencia en esta enigmática y peculiar «cueva de la luna» que sin duda os aconsejamos descubrir:
Para despedirnos, os dejamos aquí también un pequeño vídeo con algunas de las fotografías que realizamos allí durante nuestro trabajo de campo:
Como siempre amigos, esperamos que haya sido de vuestro agrado y muchísimas gracias por querer acompañarnos. Por último, quiero dedicar este artículo a Laura Mingoarranz, ella ya sabe porqué, te deseo todo lo mejor Laura. Que seas siempre muy feliz.
Si deseáis visitar este fantástico lugar no tenéis mas que reservar mesa en su gran restaurante, absolutamente recomendable, podéis hacerlo desde AQUÍ
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